Cuando supe que estaba esperando un niño, algo que muchas personas me dijeron fue que siempre tuviera cuidado al cambiar su pañal. Su consejo era tener siempre a la mano una toallita o un paño para cubrirlo mientras cambiaba el pañal, en caso de que decidiera seguir orinando a medio cambio.
Como ya tenía dos niñas y me sentía muy bien familiarizada con el asunto de cambiar pañales, imaginé que tenía todo bajo control y que no necesitaba nada para cubrirlo. Podía yo cambiar un pañal en segundos, así que ¿para qué desperdiciar un paño o una toallita?
Un par de semanas después de llevar a casa a nuestro hijo, ya era bastante buena en el asunto del cambio de pañal. No usaba nada para cubrirlo y solo tenía siempre presente que debía hacerlo lo más rápido posible para evitar un accidente. Bueno, aparentemente, no debí confiar tanto en mis habilidades, porque no pasó mucho tiempo antes de que tuviéramos nuestro primer accidente.
Él no tenía más que unos meses y yo estaba a medio cambio del pañal. Debo habérselo quitado demasiado pronto, porque en cuanto saqué el pañal sucio, me apareció una bonita marca de humedad en la camisa. Fue entonces cuando oficialmente me di la bienvenida a mí misma al club de “mamás de niños”.
Si te ha pasado algo similar, ¡no te pierdas las divertidas historias de otras mamás que tuvieron contratiempos con el cambio de pañales!
Niña pequeña, pañales grandes
“Una mañana cambié el pañal de una de mis gemelas y me di cuenta de que le había puesto el pañal de talla 5 de su hermano en mitad de la noche”. – Tracy M.
Mezcla para la medianoche
“[Mi] marido usó un pañal de natación en vez de un pañal para la noche. Puedes imaginar la situación que nos encontramos por la mañana”. – Jennifer B.
Si hay algo con lo que siempre puedes contar es el popó
“Cuando ya faltaba poco para que dejara de usar pañales, no le cambiábamos el pañal cuando hacíamos viajes cortos fuera de casa porque un poco de pipí durante 15 a 20 minutos no es algo importante. Pero siempre tenía que hacer popó, sin falta. Y, sin excepción, aunque alcanzáramos a llegar a un baño, yo tenía que desechar el pañal, y ella terminaba el viaje sin pañal”. – Kitty H.
¡Haz que se detenga!
“El momento más divertido ocurrió con nuestra hija de 6 años. Tenía solo unas semanas de edad cuando un día le estaba cambiando el pañal en el sofá, mientras mi marido se quejaba diciéndome que debía cambiarla en otro lugar en caso de que se hiciera pipí. Justo después de que le quité el pañal húmedo y tomé una toallita para limpiarla, me lanzó un chorro de popó como si fuera un cohete. Mi marido la sacó rápidamente del sofá y, mientras tenía una mano detrás de su cabeza o cuello y una debajo de su trasero, comenzó a hacer pipí. Solo pudimos reírnos mientras yo limpiaba el sofá, y ahora también había un charco de pipí en la mano de mi marido y en el piso. Fue divertidísimo. En mi defensa, no hizo pipí en el sofá”. – Jennifer W.
Exceso de equipaje
“Creo que el momento más divertido cambiando pañales fue cuando mi marido olvidó cambiar el pañal de nuestra pequeña por uno de natación antes de ponerle su traje de baño. Si nunca has visto lo que sucede con un pañal regular en la piscina, es impresionante. Le pregunté qué estaba pasando porque su trasero estaba arrastrándose y era cinco veces su tamaño normal. Nuestro bebé tenía un trasero gigante, ja, ja, ja. ¡Qué desastre! Estuvimos sacando esa sustancia gelatinosa de la piscina durante días”. – Brandy F.
Apuntando alto
“Me demoré un poquito en cambiar a mi hija cuando tenía tres meses. ¡Hola, cariño! Las niñas pueden lanzar el pipí tan alto como los niños. ¡Nuestra hija ya está rompiendo techos de cristal! Estaba empapada”. – Beth V.
¡Código amarillo!
“Con mi segundo hijo, decidí que quería probar pañales de tela, en lugar de 3556 pañales desechables. Compré varios (9) y todos los insertos, así como los revestimientos desechables. El primer día que los probé, Cash tenía 6 semanas. Fui a la tienda de la familia de mi esposo para llevarle a él el almuerzo y hablar con mis suegros. En medio de la conversación con mi suegra, escuchamos un ‘¡paf!’. Miramos a nuestro alrededor, y no entendíamos de dónde había venido el sonido, hasta que mi hijo pequeño comenzó a gritar “¡mamá, mamá! ¡Cash popó!”. Miré hacia abajo y me di cuenta de que Cash había hecho fuera del pañal: su pierna, sus bermudas y mis pies estaban llenos de excremento de bebé. No hace falta decir que venderemos los pañales de tela. Lidiaré con los 3556 pañales desechables si mantienen el popó donde pertenece”. – Kari Ann D.
Cambio de tamaño
“Poco después del nacimiento de mi segundo bebé, en la oficina de mi esposo nos organizaron un pequeño baby shower. Dejamos a nuestra hija mayor con su abuela antes de ir. Durante la celebración, tuvimos un escape de pañal. En ese momento nos dimos cuenta de que habíamos dejado el bolso de pañales equivocado en la casa de la abuela, por lo que nuestra hija de casi tres años tenía pañales de talla 1 y nosotros teníamos los de talla 3. La cinta adhesiva funcionó muy bien y guardaremos el secreto de que Chris tuvo que usar la camiseta de su hermana mayor como un vestido. – Heather T.
Improvisación
“Después de usar toallas de papel y plástico transparente para controlar una explosión, nos dimos cuenta de que no nos quedaban pañales”. – Carrera H.
Ups, me olvidé de algo
“Nuestro incidente más divertido fue un par de semanas después de traer a nuestro primer hijo a la casa. Esa noche le tocaba a mi esposo darle un baño, así que lo hizo. Luego, trajo a Addison a la planta baja para que comiera por última vez antes de irse a dormir, cuando de repente siento un líquido caliente en mi barriga. No hace falta decir que mi esposo OLVIDÓ el pañal”. – Nicole M.
Para eso son los hermanos
“La primera mañana después de llevar a nuestro segundo hijo a casa desde el hospital, mi esposo estaba cambiándole su pañal mientras yo estaba sentada en el sillón reclinable. Mi hijo de cuatro años tenía que estar justo encima del cambiador y verlo todo porque estaba asombrado por su nuevo hermano. Estaba de pie al final del cambiador, cuando de repente veo un enorme chorro de pipí saliendo como un proyectil por encima del cambiador y aterrizando justo en su cabeza. Incluso miró hacia arriba por un segundo. Se quedó ahí congelado con sus brazos goteando, aterrorizado. Ese día, su visión de la hermandad cambió por completo”. – Stefani W.